Baja de las ramas del plátano desnudo con su abrigo de ciudad, y lleva lo que se perdió en verano y el otoño pardo, negro y rojizo a la espalda. Con el esfuerzo del que se ha adaptado para sobrevivir a saltitos, se abre paso en todas las multitudes de cabezas y pies. En la perezosa mañana amanece en un montoncito castaño despelujado de ceja clara.
Y cuando el hambre aprieta y duda de la ciudad se calma con pico pequeño y coniforme y saborea lo pequeño que la gente tira, se come miguitas de detalles, pan de cada día que primero pedimos y luego descuidamos.
La belleza está en la ciudad sentada en un banco cualquiera y en pequeñas grietas comunes y desapercibidas y en bibliotecas y en catedrales y en las calles. Por ignorar ignoramos que no hacen falta grandes libros para hacer un buen nido y que bastará con un montón de papel de periódico viejo, con ramitas de otoño y con bailar atrapados en las corrientes de aire en ciclos infinitos de ayer, hoy y siempre.
El gran invento de la naturaleza, el verdadero chip chip prodigioso.
martes, 30 de diciembre de 2008
The Sparrow/ Passer Domesticus
Publicado por Helena Martín en 16:29
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4 comentarios:
oye mira que andaba por aqui leyéndote un poco y me asalta una duda y no se muy bien como hacerlo... a ver si a ti se te ocurre algo:
- como puedo decirte que me encantaría conocerte sin que suene raro/patético?
... nada, si se te ocurre algo ya sabes
Amo lo pequeño, el detalle que nadie mira, lo que se sale de la supuesta 'normalidad'...
feliz año de lápices de colores
bss
Como dijo quien ya sabe, "la belleza es extraña"
Pues a mí un gorrión me robó el sombrero.
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