viernes, 6 de junio de 2008

El Criticón; temática y estilo.


No tengais en cuenta la mierda parafraseada del comentario del Polifemo...



Tanto en El Criticón como en el Barroco nos encontramos con la idea de que el mundo, es un

mundo caótico, al cual el hombre llega indefenso y una vez en este mundo al revés se encuentra

rodeado de falsas apariencias que embaucan el juicio y que hacen del hombre una víctima del

engaño,un engaño contra el cual el hombre ha de luchar. La vida es así una constante lucha y los

hombres son actores en el gran teatro del mundo. Para encontrar el verdadero camino a la felicidad

necesitamos el juicio, sólo la experiencia nos hará conocedores del fin del hombre, que no es otro

que el de un ser que viene al mundo para morir.

Engaño y desengaño son un eje temático en El Criticón. Podemos ver como este tema se despliega

desde el comienzo del viaje de Andrenio y Critilo en busca de Felisinda, hasta el final de su camino

y por lo tanto de su vida, cuando el Mérito les deja pasar a la mansión de la Eternidad tras

autentificar las rúbricas de el Valor y la Reputación.

El engaño sólo es discernible mediante el juicio, en El Criticón es Critilo quien representa al

hombre prudente y experimentado capaz de discernir la verdad, Critilo va a ser el maestro de

Andrenio en este viaje. Andrenio representa al hombre en su estado natural impetuoso e inexperto.

Critilo va a ser quien aconseje y advierta a Andrenio de las falsas apariencias y del engaño presente

en todo este mundo caótico. Una vez viajado por el mundo y conocido los peligros que suponen las

apariencias, Andrenio será capaz de discernir por sí mismo la verdad, se desengaña y sólo de esta

forma tendrá acceso a la mansión de la Eternidad.

En El Criticón Gracián establece mediante la agudeza la correlación y conexión existente entre

estos dos elementos; engaño y desengaño. Esta conexión se materializa en forma de alegoría y así

nos encontramos ante un concepto. El artificio que busca la sutileza y que por lo tanto realza el

concepto, es la alegoría. Encontramos la alegoría en distintos niveles, desde un nivel amplio; la vida

como camino o peregrinación hasta un nivel nominal Critilo significa capaz de discernir la verdad

de las cosas y representa el juicio y Andrenio significa hombre y representa al hombre natural e

inexperto. Se trata por lo tanto de una estructura dinámica en la cual los distintos elementos crearán

una serie de relaciones que daran lugar a una verdad, a un entendimiento.

Retomando lo expuesto, en este fragmento de El Criticón encontramos un ejemplo de este mundo

de apariencias y de sus peligros.

Tras encontrarse con un príncipe que embelesó a Andrenio, Critilo y Andrenio llegan a una ciudad,

lo primero que divisan de esta ciudad son “los humos” estos son sólo un elemento de la metáfora

que se va a desplegar en este fragmento. Encontramos paradójico que precisamente un elemento

que dificulta la visión, “los humos”, sea el que les haga divisar la ciudad. Es por esos humos por los

que ven la ciudad. Podemos relacionar estos humos con la idea de apariencia, ya que estos divisados

desde lejos son una “señal”, un indicativo, pero no una realidad. La imagen de la ciudad es

poderosísima ya que representa un lugar donde habitan la falsedad humana y los peligros de esta ,

Gracián establece así una lógica de relaciones que continúa en todo el fragmento y que dará lugar a

una verdad.

Aparece pues en este fragmento una advertencia, una vez que tomamos contacto con las apariencias

es mejor no acercarse y guardarnos de ellas. El recurso retórico utilizado por Gracián es el

aforismo; “mejor, cuanto más lejos”.

El tumulto de gente que va y viene en esta ciudad se corresponde con la concepción barroca del

mundo caótico. La metafóra se extiende y las nubes de polvo que divisaban Andrenio y Critilo al

principio del fragmento son ahora densas, la confusión es aún mayor y el riesgo también lo es ya

que en este caos es díficil discernir con claridad la realidad.

La alegoría de la vida como camino está aquí presente, entramos al mundo indefensos y ya en este

mundo tenemos que hacer frente al engaño y a los peligros que encontramos en este camino. En esta

ciudad donde reinan las apariencias estamos indefensos ante los peligros que en ella acechan, estos

peligros están simbólicamente representados en forma de calles tumultuosas y laberínticas.

Retomamos por lo tanto uno de los núcleos temáticos del barroco; el mundo al revés. Estás calles

son “modelo de laberintos y centro de minotauros” en este caos, existen peligros que nos aguardan.

Andrenio como hombre impetuoso y “arrojado” no es consciente de los peligros de esa ciudad que

no es más que la representación del mundo a pequeña escala, es el juicioso de Critilo quien le

advierte de los peligros presentes en esa ciudad.

Critilo le aconseja que abra los ojos pero no los físicos, Andrenio no debe recurrir a la

superficialidad de las apariencias sino que debe reflexionar con los ojos del interior, estos ojos son

los del juicio, sólo así podra ser consciente del peligro.

Escarbando en el suelo, esto es, levantando la capa del engaño se encuentra con lo que Vélez de

Guevara llamó “la carne del pastelón”, se encuentra con un suelo lleno de “lazos y más lazos de mil

maneras, hasta hilos de oro y de rubios cabellos”, estos lazos, hilos dorados y cabellos rubios no son

más que trampas. El término lazo tiene dos significados, el de un nudo que se hace con cinta y en

sentido moral un lazo es un “engaño, assechanza, tropiezo y ardid” (autoridades). Estas dos

acepciones hacen que se enriquezca mucho más la metáfora: engaño como lazo.

Critilo demuestra ser cauteloso y es quien advierte al vehemente Andrenio que ha de permanecer a

su lado, al lado del juicio y guardarse de las apariencias si no quiere perderse.

El verbo “perder” pasa a tener un significado más amplio en este contexto, no sólo tiene un

significado literal, sino que Andrenio se refiere a un peligro aún mayor, el perderse en la apariencias

y por lo tanto perder el juicio, esto significaría pasar a ser parte del mundo de locos y necios y

rechazar el camino del juicio que es el que lleva a la verdad y al fin último del hombre.

Critilo le advierte de la falsedad de las palabras y del peligro de los que piden o mandan. Utiliza

como recurso retórico una anáfora “Nada te creas de cuanto te dijeren, nada concedas de cuanto te

pidieren, nada hagas de cuanto te mandaren”.

Critilo como maestro de Andrenio le enseña la lección de que para llegar al final del camino

correcto es la calle “del callar y ver para vivir” la que deben tomar, es decir, el camino al cual llevan

el juicio y la prudencia.

En este fragmento hemos observado como en El Criticón se encuentra parte de la esencia del

pensamiento filosófico barroco y las principales unidades temáticas de este; el sentimiento del

desengaño, el mundo al revés etc.

También hemos podido constatar que en El Criticón las metáforas no se tratan unicamente de tropos

aislados sino que constituyen un entremado de conexiones que mediante la agudeza e ingenio se

materializan en un concepto.

Bibliografía:

Diccionario de Autoridades. http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUISalirNtlle

miércoles, 4 de junio de 2008

Fabula de Polifemo y Galatea

«¡Oh bella Galatea, más süave
Que los claveles que tronchó la aurora;
Blanca más que las plumas de aquel ave
Que dulce muere y en las aguas mora;
Igual en pompa al pájaro que, grave,
Su manto azul de tantos ojos dora
Cuantas el celestial zafiro estrellas!
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!

»Deja las ondas, deja el rubio coro
De las hijas de Tetis, y el mar vea,
Cuando niega la luz un carro de oro,
Que en dos la restituye Galatea.
Pisa la arena, que en la arena adoro
Cuantas el blanco pie conchas platea,
Cuyo bello contacto puede hacerlas,
Sin concebir rocío, parir perlas.

Fábula de Polifemo y Galatea, Luis de Góngora y Argote

En este fragmento el gigante Polifemo encomia la magnífica belleza de la joven ninfa Siciliana Galatea, de quien está profundamente prendado.
Empieza con una exclamación en la que Polifemo llama a la belleza de la ninfa;
“Oh! Bella Galatea, más suave
que los claveles que tronchó la aurora;

Partimos de la metáfora de; Galatea es bella y más suave que los claveles que tronchó la delicada aurora. En estos versos se combinan el rojo de los claveles con la blanca luz de la aurora, estos dos colores representan a la bella ninfa y los hemos observado en la poesía neoplatónica del siglo anterior, donde los colores; rojo-rosa y blanco representaban los colores que simbolizaban la bella imagen de la amada.
Al mismo tiempo, el poeta reviste de estos colores aspectos tales como la fragilidad de una flor o la belleza de esta. La blanca aurora simboliza la pureza y representa la luz, la pureza, belleza y luz son elementos que encontramos en la descripción de Galatea en este marco natural.
En el siguiente verso Polifemo pasa a comparar la belleza de Galatea con la de un ave, un ave de plumas blancas “que dulce muere y en las aguas mora”, el poeta se sirve de esta perífrasis para designar a través de sus características al ave del que se trata, el cisne de hermosas plumas blancas que mora en las aguas y que antes de morir emite un canto.
En este verso observamos como se despliega la metáfora y la luz de la aurora y el color blanco se intensifican con la metáfora amada-cisne.
En los siguientes versos Galatea es;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas!

ese pájaro de manto azul se trata de un pavo real, por lo tanto estos versos identifican la grandeza y majestuosidad de este ave con Galatea. Las plumas del pavo real están doradas por ojos y estos ojos del plumaje del pavo real a su vez doran el zafiro del cielo, lo doran de estrellas.
En estos versos encontramos otra vez que el ave al que el poeta se refiere no se designa directamente, por lo que nos encontramos ante otra perífrasis, asimismo el “celestial zafiro” es una perífrasis que alude al cielo.
En estos versos también encontramos un cultismo sintáctico, encontramos el verbo “dora” al final del verso al estilo de la sintaxis latina, se trata de un hipérbaton.
Observamos en estos versos como el color intenso del plumaje del majestuoso animal se proyecta en la belleza celestial, una belleza celestial que está adornada por dorados ojos que son las estrellas, las mismas estrellas que Galatea tiene por ojos;
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!

No son sólo dos estrellas sino que en son las dos más bellas del “celestial zafiro”.
Vemos como el poeta ha ido desplegando la metáfora gracias a las características de las aves y revistiéndola de color y de una increíble belleza sensorial.
En los siguientes versos Polifemo le pide a Galatea que deje el agua donde mora:
Deja las ondas, deja el rubio coro
de las hijas de Tetis, y el mar vea,
cuando niega la luz un carro de oro,
que en dos la restituye Galatea.

Le pide “deja el rubio coro de las hijas de Tetis” se trata de un cultismo semiológico. Tetis pertenece a la mitología griega y se trata de una Titánide, diosa del mar. De su unión con Océano nacieron las Oceánides, ninfas del mar y los Oceánidas, dioses fluviales que representan a los ríos.
Polifemo le pide a Galatea que deje el coro de las ninfas del mar hijas de Tetis y que una vez que abandone el mar, este verá “cuando niega la luz”, en este verso negar la luz significa al oscurecer, ponerse el sol se trata pues de otro cultismo.
Cuando el sol se pone el carro de oro aparece en el horizonte, pero los ojos de Galatea son aún más bellos que este carro dorado, por eso “en dos la restituye”, son los dos ojos de Galatea los que restituyen la luz que el sol al ponerse ha negado.
Pisa la arena, que en la arena adoro
cuantas el blanco pie conchas platea,
cuyo bello contacto puede hacerlas,
sin concebir rocío, parir perlas.

El poeta sigue en estos versos con la imagen de la amada junto al mar, una vez que Galatea “deja las ondas”, “pisa la arena” una arena que se hace objeto de veneración, una arena que al contacto con el blanco pie de Galatea transforma a las conchas que reposan en ella en bellas conchas plateadas, al igual que al contacto con la arena Galatea provoca una hermosa transformación del paisaje. Está bella transformación culmina con las conchas plateadas que al contacto con el blanco pie son capaces de “parir perlas” sin necesidad del rocío.
Encontramos en estos versos una alteración del orden de los elementos sintácticos, el verbo “platea” está al final del verso, por lo tanto estamos una vez más ante un cultismo sintáctico.