lunes, 29 de marzo de 2010

En el cruce de caminos no tienen

Pain au chocolat que no es ni por asomo un pariente lejano de la napolitana.
Lo que si pasa en el cruce de caminos según la superstición es que se esconde el mal, pero yo esto siempre lo ví. Reponedores con cara de tomarse tubos de pastillas como lacasitos y vicerveza, amas de casa manoseando lascivamente hortalizas, gente con pequeñas bocas aspirando el aroma de los distintos detergentes y cajeras que saben llevar con gran dignidad los sobacos de la blusa de color blanco isabel.

domingo, 28 de marzo de 2010

Retrato de la artista...


Y me fui como Dedalus a París...
El motivo del viaje fue un pequeño armario de juguete escondido por una niña en el hueco de la escalera de un edificio hace cuarenta años. Una escalera de caracol.
Se me había olvidado viajar a lugares tan remotos.

lunes, 22 de marzo de 2010

Cuando me googlereo nunca me encuentro


Y como me voy a París no quería dejar el blog abandonado por mucho tiempo y os pongo dos "pudieron ser y no fueron":

Sigo escribiendo, es una manera genial de llenar huecos de memoria.
Sigo pensando que sería más fácil fotografiar una cabeza, un cuerpo abierto o rodar una película, pero van saliendo palabras de la máquina de Faber interior, pulsadas como una lengua primitiva ruda e ininteligible.

* * *

Y pase de la magia de la escarcha azucarada a la primavera espolvoreada de polen.
Y al estornudar en el mirador me di cuenta como nada es aislado, que el viento que mueve ese cerezo me pica en la nariz y que esto en el pecho no es alergia, es pena.

* * *

goo goo googl suena a atragantamiento.

sábado, 20 de marzo de 2010

Speeding Motorcycle


Homenaje a Yo La Tengo y al gran concierto al que tuve la oportunidad de asistir ayer, una versión preciosa de alguien con un corazón acelerado

* * *

Speeding motorcycle
wont you change me
in a world of funny changes
speeding motorcycle
wont you change me

speeding motorcycle
of my heart
speeding motorcycle
always changing me
speeding motorcycle
dont you drive wrecklessly
speeding motorcycle
of my heart

many girls have taken you out for a ride, hurt you deep inside but you never slowed down

speeding motorcycle
of my heart
speeding motorcycle
lets be smart
because we dont want a wreck
we can do alot of tricks
we dont have to break our legs
to get our kicks
speeding motorcycle
the road is ours
speeding motorcycle
lets speed some more

because we dont need reason and we dont need logic because we got feelin\' and were damn proud of it

speeding motorcycle
theres nothing you can do
speeding motorcycle
i love you
speeding motorcycle
lets just go
speeding motorcycle
lets go, lets go, lets go

martes, 16 de marzo de 2010

Soldado anónimo

Jimmy Younger doctor, sueño cada noche con él.
Sabe, desde que alguien me contó su historia me persigue. Lo veo, es como si...lo veo todo, la sangre brotando de la herida a borbotones, la sensación en las rodillas. ¿Sabe a qué me refiero doctor? ¿sabe a qué sensación?.
Ci...ci...cierro los ojos y alguien me grita "¡espabila chaval!" pero es confuso, como cuando las cintas se traban y...y, no sé hablo otro idioma...
-¿Inglés?
-¡Exacto! Inglés.
-Es porque usted toma profunda consciencia de la figura de Jimmy Younger.
- Y luego, bueno luego, siempre quiero escapar, pero la herida es profunda.
-¿le disparan?
-No, no es eso.
-Un compañero quizás.
-N...n...no es eso.
-Supongo que se trata de algún tipo de simbología, sería cuestión de revisar ciertos aspectos oníricos y tal vez...
- NO, no es eso. Es, es la herida.


* * *

Hoy me he encontrado esta nota que escribí hace un tiempo, creo que viene de cuando hacía un curso del máster sobre los brigadistas en la guerra civil española y en concreto lo escribí tras leer un libro de T.C. Worsley llamado "Behind the Battle" que no era ni de lejos la mejor novela escrita por un brigadista, pero que como todas ellas (por lo inevitable del contexto) te movía por dentro.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Formas de Dolor

“¿Quieres una?” Cuando le vi rebozar la nariz por el escalón del portal para esnifar el speed que se le había caído supe que había muchas formas de dolor, pero que esa no era una. Me levanté y empecé a correr como alma que lleva el diablo por la ciudad en la madrugada de ese verano. Atrás creía oír un “tronca” y era una voz que me perseguía, que se me había mordido al cerebro y por eso corría. Cuando paré era casi de día estaba sudando a chorros y me senté en el mirador con los pies colgando al vacío, a mi lado en la pared pintada una frase de Apollinaire: “Vengan al borde, dijo el maestro. Tenemos miedo, dijeron ellos. Vengan al borde, dijo el maestro. Y ellos fueron. El maestro los empujó. Y ellos volaron.” frase inspiradora sin duda que podría haber sido leída bajo la perspectiva de las formas de dolor. Me dio por reír, saqué un cigarro y me atraganté con la risa y el humo, algo realmente mágico con sabor a alquitrán y a mañana.
Lo de las formas de dolor fue todo un descubrimiento, para que negarlo, el chico del speed me conoció en un bar y lo primero que hizo fue echarse en mis brazos, no es que se cayera por ir hasta las cejas es que se me echó encima y me abrazó durante no sabría decir exactamente cuanto tiempo, pero fue largo hasta ser doloroso, hasta que sentí en él una forma de dolor. Le toqué la frente y sin pensar muy bien mis palabras le dije “¿Quién te ha hecho esto?”, luego me di cuenta que olía mal y que tampoco era quien buscaba, él buscaba una pequeña bolsa que se le había caído del bolsillo y luego sonrío como un imbécil, le pegué por que me apeteció y él ni se inmuto. Lo del portal fue la gota que colmo el vaso.
Me gustan los chicos grandes, no los enclenques que rebozan la nariz por cualquier sitio. Me abracé, los chicos grandes y mayores que yo, los hombres de pecho hundido, miopes, que visten camisas y que son como montañas. Ahí, ahí estaba mi forma de dolor, tenía nombre y mujer. Creo que mi fallo fue rebozar la nariz por su pecho, olisqueando una mezcla de tabaco, alcohol y sudor que aún me pone los pelos de punta. Me enciendo otro cigarro. Recuerdo como su pecho se volvió blando y pude meter la cabeza en medio, enmarañar mi pelo y mirar los orificios de su nariz ensancharse. Le lanzaba manos a la cara, a la boca. Dedos hematófagos, ¡eso sí que es una forma de dolor! un bocado y una ventosa succionando.
La mañana había avanzado y decidí volver a casa dando un paseo por donde le llevé aquella noche, otra forma de dolor. Cuando camino por aquí, me paralizo y por eso intento pegarme al grupo de personas más próximo aunque esto genere esas miradas que no duelen, pero molestan. Sí, llegué a decir una frase, algo como cuando los labios se te cortan y sonríes. Ya recuerdo: “ pellízcame” creo que contestó que eso le daba miedo...ese miedo fue un juego en la cama y me dolió. No es que hoy me haya acordado de él, es que hay formas de dolor con apariencia de costra mugrienta pero que palpitan y que sientes tan vivas moverse bajo tu piel. Seguí caminando con las sandalias en la mano y los pies sangrando. Nada que no cure un sueño, en el que siempre pasa lo mismo: él está desnudo y me suplica “pellízcame”, me acerco a él, le pongo la mano en el pecho y le pellizco dejando un cardenal tan rojo que se queda con él para siempre.