sábado, 17 de abril de 2010

Ver

“Cuando me vi en la cafetería inclinada sobre un librito para no parecer tan sola tenía el aspecto de esa imagen ya tantas veces utilizada de la flor cabezona con el tallo tronchado. La cabeza colgaba florida y pendulante del cuello a punto de romperse. Me pregunto cómo reaccionaría la gente si dejara que la cabeza se me desprendiera del cuello. La cara se volvería blanda y acabaría aplastándose contra la plancha de mármol que es la superficie de esta mesa y cómo olería todo a roto, el pelo untado en café y la cara salpicada de cerámica de la mala. Pero me sostengo, mirando al librito.
Me vi dando caladas a un cigarro y me pregunto cómo me mirarían si de repente empezara a arder de verdad, si me desprendiera de mí, me volviera ascuas y flotara por todo el bar. Todo el mundo empezaría a toser y a ponerse morado, seriamos un precioso campo de violetas con olor a tocino rancio. Pero, nada de eso. Me vi de muchas formas y me propongo no llegar a ser la misma cara de naufrago de café de ciudad rota y quemada por tanta, tanta sal. Me vi mientras miraba al libro llena de manos que tiraban de mí, unas hacia fuera y otras hacia dentro. Cuando se encontraban, las manos, se abrazaban contorsionándose en nudos imposibles.
Me vi y por no conocerme quiero volver los ojos hacia dentro.
Me vi, leyendo en alto y noto la lengua abandonarme y viajar en su cavidad, blanda y lasciva moviéndose adelante y atrás, no quiero que se oiga lo que de allí sale y no sé por qué en lugar de la boca me vi tapándome la frente con ambas manos y desde entonces he dejado de ver.”

Consiguieron levantarla, la inmovilizaron en la silla y allí se quedó hasta que alguien la soltó:
-Anda, ven
Ella se quedo sentada.
-Venga, vamos
Ella siguió sentada.
-¿Qué te pasa?
Entonces ella empezó a moverse arrastrando la silla con un gesto extraño y torpe. Ese alguien se dio cuenta de lo que pasaba, no sabía que la habían desatado.

1 comentario:

Helenaconh dijo...

Yo también me he visto, y quiero volver los ojos hacia dentro.