viernes, 27 de marzo de 2009

El sueño (un relato a fragmentos)

Como no podía ser de otro modo...un sueño son un montón de imagenes dando volteretas en el subconsciente y flotando sobre noviembre.

El sueño.

-¡Mamáaa! ¡Mamáaaa!

De pequeño sufría terrores nocturnos.
Muchos niños padecen esto, pero mis terrores eran especialmente intensos, hasta el punto que mi madre sufría más que yo, ya que por expreso mandato del terapeuta del sueño no podía despertar a su aterrorizado hijo.
Sí, terapia del sueño, mi medico habitual se lo recomendó a mis desesperados padres.
Me trataron sin éxito durante mucho tiempo.
Todo empezó con la visita al baño antes de dormir. Mamá me mandaba cepillar los dientes, allí frente al espejo o sentado en la taza sentía como miles de ojos me observaban, sabía que esperaban a que me quedara dormido para saltar sobre mí y atacarme donde era más vulnerable, en sueños.
¿Qué eran? No sabría describirlos con exactitud, según los médicos eran parte de una inquieta imaginación y producto de nosequé conexiones neurológicas.
Decían que no podían hacerme daño, pero en cada consulta yo insistía que me arañaban y me mordían y lo que era aún peor me mostraban visiones terroríficas que hacían que el momento de ir a lavarme los dientes fuera el más temido de mi infancia.
Antes de irme a dormir mi madre rezaba una oración, “cuatro esquinitas tiene mi cama cuatro angelitos que me acompañan Lucas y Pedro, Juan y Mateo y nuestra señora que está en el medio” Me besaba en la frente y me decía “que tengas dulces sueños los angelitos te protegen”. Al apagar la luz me cubría con el edredón temiendo a los cuatro angelitos que me acechaban silenciosos desde
sus esquinas. No entendía el objetivo de rezar, pero mi madre me decía que debía hacerlo por que el señor me ayudaría y si el me ayudaba yo podría dejar de ser el niño de los ojos azules.
Los niños se reían de mis ojeras y mi profesora desconfiada llegó a plantearse más de una vez avisar a los servicios sociales.

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