Anoche soñé con Edinburgh, me metía en el mar y estaba en calma, brillaba el sol y la luz era la misma que en la realidad, el mar era de un azul profundo y claro.
Me he levantado muy feliz, me hace feliz volver allí aunque sea en sueños. Es como si me hubiese reconciliado con mis sentimientos, sé que voy a poder volver y que las cosas van a ir bien.
Soñar con un mar en calma significa que vas a conseguir algo que parecía imposible. Hoy me he levantado tan feliz que no se me ocurría que quería conseguir.
He vuelto a dar clases por la tarde y ahora que anochece más tarde es maravilloso ver la puesta de sol desde la cuesta de la libertad o las escaleras del palacio de congresos, hoy creo que me siento mejor con la ciudad donde vivo y creo que también me he reconciliado con ella, ahora que se han ido los turistas está más bella y más dorada que nunca.
lunes, 24 de marzo de 2008
Mar en calma
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domingo, 23 de marzo de 2008
Ser o no ser
Me hace gracia el dicho "reinventarse a uno mismo", pero esque hay veces que no hay alternativa. Ayer me enteré de que había muerto, me explico, encontré una esquela con mi nombre y apellidos, me consuela que el nombre estaba sin h pero como ante la legalidad soy sin h, encontrar mi nombre oficial me dió mucha "jindama".
Por lo menos he muerto dejando marido e hijos, quienes tan considerados ruegan una oración por mi alma.
Como no me puedo llamar excéntrica me llamaré rara, los que me siguen saben de mi que soy hipocondríaca y supersticiosa enfermiza. Aún así estos rasgos de mi personalidad no me dan el privilegio de considerarme excéntrica, son cosas bastante comunes. Lo dicho, yo soy de esas que van tocando madera, cruzando dedos, susurrando lagarto lagarto y tocándome las tetas cada vez que veo un par de monjas. Pero lo de acabar conmigo a media página fue duro de tolerar para mi mente, cuando uno muere a media página te da que pensar, lo primero que te querían lo suficiente como para gastarse el dinero ¡en ese pedazo de esquela!
Lo segundo, volví a hacer inventario personal. Empecé a pensar en los fallos y aciertos de mi vida, me di cuenta que a lo mejor no merece la pena darle tantas vueltas a las cosas pero si no fuera así no sería yo, me gusta pensar y repensar. También pensé en lo que podría mejorar en que a lo mejor sería mejor persona reconociendo mis errores, cambiando mi actitud o simplemente no gritando cuando discuto, que díficil es reflexionar sobre uno mismo...
Tengo 83 años y he palmado, creo que si he dejado todo eso es porque me querían tal como era, una abuela castellana, una critiquiquis gruñona, tan tan yo que ya estoy crecidita para cambiarme.
Una de las cosas que más me llamó la atención cuando empecé a educarme y por lo tanto crecer, es que las traducciones del famoso soliloquio de Hamlet "to be or not to be..." no se ponen de acuerdo. Hace años cuando leía una cosa en Inglés se activaban mis mecanismos de traducción simultánea, ahora he aceptado que eso es así, no podría traducir jamás ese soliloquio me he educado en otra disciplina. Cuando dejas de lado que las cosas son así porque sí, porque o es blanco o es negro y empiezas a ver matices, maduras, aprendes a aceptar la realidad.
Yo confieso que soy cabezona de pensamiento, palabra, obra y omisión por lo tanto no he crecido (o no del todo), por lo tanto si mi empeño en algo perdura es porque aún estoy viva. La madurez trae tranquilidad, yo soy un culo de mal asiento, por eso SOY, ¡y vaya que si soy!
Publicado por Helena Martín en 7:11 5 comentarios
jueves, 20 de marzo de 2008
Víctima de su propia creación
O así o "yaaaaaaaaaaaaaaaaargh!" se iba a llamar este post, he de retomar las buenas costumbres y escribir de vez en cuando no me hace nada mal.
Este título es porque me he encontrado hoy una noticia del tipo "WTF!" o en romance; una noticia de alucinar bellotas. Lo voy a contar como sé:
Bueno esto es un australiano de 81 años que un día en un arranque de creatividad se fabricó un robot, esas adorables máquinas que algún día nos librarán de mover el culo y que como ya sabéis son para mi bien amados cacharros.
El robot tenía un plus, disparaba, vamos que digo yo que si me fabricara un robot lo haría para que entretuviera a mis alumnos, quizás para ordenar las torres (antes pilas) de papeles de mi cuarto incluso para quitarme el polvo de los libros de la estantería. En Japón que son muy inteligentes suplen sus necesidades básicas con la fabricación de robots hembras y cacharros robóticos que dan gustito, a mi estos me aterran y donde este el método tradicional que se quiten los calambres y achiperres vibrátiles. Algún día y para gusto de todos aquellos caballeros que encuentran mi blog por busquedas del tipo "foliando" (nunca Finnegans Wake dio para tanta busqueda porno os lo aseguro) publicaré mi opinión al respecto de semejantes utensilios.
Que se me va, como iba diciendo, el australiano de 81 se fabricó un robot para suicidarse, una máquina de matar que usaba un revolver del calibre 22. Me pregunto sí el hombrico en cuestión pensó en buscarle alguna finalidad aparte del suicidio, creo que no porque no dejo nada dicho en la nota.
Supongo que como en toda historia podriamos sacar su moraleja en este caso sería cuidado con lo que creas, puede volverse contra tí...si no que se lo digan al personaje de mi último relato que tiene vida propia.
Publicado por Helena Martín en 16:05 3 comentarios
viernes, 14 de marzo de 2008
Pound
Cuando cayan tus palabras tu alma grita,
cuando te creas ciego mira con los ojos de la mente,
cuando te sientas mortal recuerda que eres eterno,
ars longa vita brevis
Publicado por Helena Martín en 17:37 7 comentarios
miércoles, 12 de marzo de 2008
Madrid, El Diablo Cojuelo
ESTUDIANTES DEL CURSO DE LITERATURA ESPAÑOLA III DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA_ Ha llegado a mi conocimiento de que muchos visitáis este post y que es más lo copiáis, no os olvidéis del "Big Brother" que todo lo mira...y si sois inteligentes modificarlo lo suficiente que vuestro señor profesor no es tonto y además es un canteo.
Ya comenzaban en el puchero humano de la Corte a hervir hombres y mujeres, unos hacia arriba y otros de través, haciendo un cruzado al son de su misma confusión, y el piélago racional de Madrid a sembrarse de ballenas con ruedas, que por otro nombre llaman coches, trabándose la batalla del día, cada uno con disinio y negocio diferente, y pretendiéndose engañar los unos a los otros, levantándose una polvareda de embustes y mentiras, que no se descubría una brizna de verdad por un ojo de la cara. (Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, Tranco III, 1641).
En El Diablo Cojuelo Luis Vélez de Guevara usa la alegoría para mostrarnos la realidad social de Madrid en el siglo XVII. En esta sátira el diablo cojuelo levanta “lo hojaldrado” y le muestra a Don Cleofás “la carne del pastelón de Madrid” como premio por haberle liberado.
Luis Vélez de Guevara es un hombre que como otros tantos intentó hacerse un hueco en el espacio cortesano de Madrid del XVII, poniéndose así al servicio de nobles para obtener su lugar en la corte. Vélez de Guevara se estableció en la corte madrileña en 1607 poniéndose al servicio del Conde de Saldaña, hijo del valido más importante durante el reinado de Felipe III, el Duque de Lerma. Tras unos años de penuria económica a causa de las deudas generadas por entre otras cosas el mantenimiento de una gran familia, en 1625 entró al servicio del hijo del Duque de Osuna, el Conde de Peñafiel, gracias a este consiguió el cargo de ujier de cámara regia.
Vélez participó en el ejercicio literario que se desarrollaba en la corte, asistiendo así a certámenes poéticos, veladas teatrales en palacio etc. fue tal su implicación en ese espacio cortesano que incluso llegó a corregir obras del propio Felipe IV. Por lo tanto estamos ante un escritor plenamente integrado en la corte y ante un conocedor de cada entresijo cortesano.
En 1641 se publica El Diablo Cojuelo, un repaso por la realidad madrileña del XVII, se trata de una obra compleja, de difícil lectura en la que podemos reconocer un estilo conceptista, la dificultad se centra principalmente en la concentración de significados y en la expresión del lenguaje oscura típica de el barroco.
En este fragmento del tranco III, los cortesanos salen de palacio y recorren la Calle Mayor en carrozas, este fragmento nos proporciona un claro ejemplo de la opulencia y pomposidad que rodeaba a este tipo de desfiles.
Los recursos utilizados para la descripción de estos desfiles y toda la pompa que les acompaña son la metáfora y la hipérbole. En la primera línea “Ya comenzaban en el puchero humano de la Corte a hervir hombres y mujeres” encontramos lo que Muñoz Cortés ha denominado “metáfora sobre vocablo eje”: el significado metafórico de hervir se observa claramente en una primera lectura, Muñoz Cortés añade que “al mismo tiempo hervir tiene su significado primario y tomándole en este se crea la metáfora puchero humano de la corte” por ello la metáfora de “puchero humano de la corte” nace sobre el significado de hervir, no sobre el de abundancia (Rico, 526).
Esta imagen de ajetreo se continúa durante todo el pasaje y así vemos el desfile de hombres y mujeres “arriba y otros de través”, la palabra “cruzado” que aparece en esa línea acompañado de la palabra “son”, se podría referir a una figura musical complicada de ejecutar, como define el diccionario de autoridades: “postura de la guitarra, con que con los dedos índice y largo se pisan las cuerdas tercera y primera en el segundo traste, y con el anular la segunda en el tercer traste”. Así al hervidero de gentes se le añade este complicado movimiento de hombres y mujeres que se mueven a un ritmo ajetreado. Madrid es un “piélago racional”, un mar profundo de gentes en el que abundan los inmensos carros, que son “ballenas con ruedas” mediante esta hipérbole Vélez nos pone ante los ojos una vez más la imagen de un Madrid lleno de carros y carrozas donde está presente ese juego protocolario de la corte.
Este devenir de gentes es una batalla diaria, en la que se lucha por ocupar un puesto mejor en la corte. En este Madrid cortesano del XVII cada hombre tiene su manera de buscar su hueco en la corte; “cada uno con disinio y negocio diferente” pero todos tienen en común el engaño, los medios para hacerse un hueco en la corte son varios y las intrigas y traiciones son parte de la corte en el XVII. Esta corrupción humana es tal que Vélez usa la imagen de la polvareda levantada por los carros como figura metafórica para indicar las intrigas, los ocultos tejemanejes que tienen lugar en la corte. Esta polvareda es tal que “no se descubría una brizna de verdad por un ojo de la cara”, estamos por lo tanto ante la imagen de Madrid como espacio cortesano en el que las mentiras, la corrupción e intrigas abundan, en el que la falsedad y la pompa están tan presentes en la sociedad que salen a desfilar por la calle con sus mejores y más vistosas galas.
Bibliografía:
Diccionario de Autoridades. http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUISalirNtlle
Rico, Francisco. Historia y Crítica de la Literatura Española. Bruce W. Wardropper; Siglos de Oro: Barroco. Barcelona: Crítica, 1983.
Torrente Ballester, Gonzalo. Límites de la Narrativa en El Diablo Cojuelo, en Historia y Crítica de la Literatura Española. Bruce W. Wardropper; Siglos de Oro: Barroco. Barcelona: Crítica, 1983.
Publicado por Helena Martín en 15:29 2 comentarios